Microescala: sublimación

La sublimación consiste en la evaporación de un sólido desde una superficie caliente y su posterior condensación sobre otra superficie a menor temperatura.

Dependiendo de la naturaleza del sólido, la sublimación se puede dar a presión atmosférica o a vacío.

Es una técnica muy eficaz para la purificación de sólidos a microescala ya que supone una pérdida mínima de sustancia y la eliminación de los restos de disolventes que puedan quedar atrapados en el sólido con mejores resultados que en el caso de la recristalización convencional.

La eficacia del proceso de sublimación depende tanto de la presión de vapor del sólido que se va a purificar como de las impurezas que se pretenden eliminar.

Hay muchas maneras de sublimar un sólido a microescala, van desde el uso de aparatos diseñados específicamente para tal fin (sublimadores), a la adaptación del material disponible para realizar dicha operación.

En este segundo caso, el empleo de un Kitasato, un tubo de centrífuga, con un cono de goma, al que se le hace vacío, puede ser una solución eficaz.

El tubo de centrífuga se llena con hielo o nieve carbónica a una distancia en torno a los 2 cm del fondo del Kitasato y este se sitúa sobre una fuente de calor.

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