Índice
La mayoría de las reacciones orgánicas necesitan agitación o mezcla por varias razones: ayudar a disolver, homogeneizar reactivos, tratar mezclas inmiscibles, evitar grumos al precipitar, favorecer una ebullición homogénea o acelerar reacciones heterogéneas (sólidos, catalizadores, resinas, etc.).
Objetivos de la agitación
- Mejorar la transferencia de materia y calor.
- Evitar zonas muertas y gradientes de concentración.
- Acelerar reacciones en fase heterogénea.
Agitación magnética
Es el sistema más popular en laboratorio. El recipiente (Erlenmeyer, matraz, vaso) se centra sobre la placa agitadora; dentro se coloca una barra magnética (imán) recubierta de PTFE o polipropileno (disponible en varias formas).
Seguridad y ajuste
- Fija el recipiente con una pinza para minimizar vibraciones.
- Regula la velocidad: demasiado alta → salpicaduras o golpe del imán; demasiado baja → mezcla ineficiente.
- En medios viscosos o con sólidos, usa imanes grandes o alargados.

Agitación mecánica
Indicada para volúmenes grandes (> 1000 mL), mezclas muy viscosas o cuando la agitación magnética es insuficiente. Se emplea un motor con varilla y palas (metal, vidrio, cerámica, PTFE), acoplado a un cierre de agitación que evita fugas de vapor en frío o en caliente.
Consejos de uso
- Usa matraces de varias bocas para instrumentación adicional (termómetro, condensador).
- Alinea la varilla para evitar bamboleos; arranca a baja velocidad y sube gradualmente.
- En docencia inicial se usa con menos frecuencia por coste y montaje.
Mezcla y trituración
Para sólidos, los morteros con pistilo permiten mezclar y triturar para reducir tamaño de partícula y homogeneizar.

Catedrático de Química Orgánica en la Universidad de Granada, con una larga trayectoria en Química Computacional, en modelado y diseño molecular.